Las centrales hidroeléctricas representan el 87,6% de la capacidad instalada de Tayikistán. Las cuencas de los ríos Vakhsh y Panj albergan el principal potencial hidroeléctrico del país. Las mayores centrales hidroeléctricas son las de Nurek y Baipazinskaya, construidas en la Unión Soviética, y las centrales hidroeléctricas 1 y 2 de Sangtuda. Hay varias centrales hidroeléctricas más, pero su capacidad es mucho menor.
Tras el colapso de la URSS, el estado de las centrales hidroeléctricas soviéticas se deterioró año tras año, hasta que hace unos años se decidió modernizarlas seriamente y empezar a construir otras nuevas. Por ejemplo, la central hidroeléctrica de Nurek atrajo 700 millones de euros en inversiones en 2019 a través de préstamos y subvenciones del Banco Mundial, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras y el Banco Euroasiático de Desarrollo, cuyos representantes vinieron a Tayikistán en octubre de 2022 para la inauguración oficial de la Unidad 1 de la central hidroeléctrica de Nurek con la participación del presidente Emomali Rakhmon.
Pero también hay nuevas instalaciones completamente únicas en las que los tayikos tienen puestas sus esperanzas. Una de ellas es la central hidroeléctrica de Rogun, que los lugareños llaman la Construcción del siglo.
Las obras de construcción de esta central hidroeléctrica comenzaron en 1976. Al principio fueron lentas debido al difícil suelo local y tras la caída de la Unión Soviética se suspendieron por completo. Sin embargo, la construcción se reanudó, aunque el ritmo de construcción dejaba mucho que desear. No obstante, la Unidad hidráulica 1 se puso en marcha en 2018 y la segunda fue lanzada en el 2019.
Tras el colapso de la Unión Soviética, la construcción de la central hidroeléctrica de Rogun también se encontró con la oposición de Uzbekistán, que en un principio se opuso firmemente al proyecto, amenazando con la guerra y alegando que afectaría a su sistema de riego. Sin embargo, tras la llegada al poder del nuevo líder uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, las críticas amainaron, las partes llegaron a un acuerdo y las obras se reanudaron con redoblado vigor.
Las autoridades esperan que Rogun aporte a Tayikistán la plena independencia energética. Curiosamente, con ayuda de la UE, que va a invertir mucho dinero en el proyecto. La Comisión Europea ya ha pedido al Banco Europeo de Inversiones que estudie el asunto en detalle. Hasta ahora, el proyecto se ha financiado principalmente con bonos del Estado tayiko y préstamos privados, pero las autoridades locales no se oponen en absoluto e incluso están “a favor” de que la UE asuma ahora la principal carga financiera. Dushanbe calcula que el coste total del proyecto asciende a unos 8.000 millones de dólares, de los cuales 3.000 ya se han invertido en la construcción y quedan otros 5.000 por encontrar.
La envergadura del proyecto es impresionante. Una vez terminada, la presa de 335 m de altura de Rogun, a 110 km al este de Dushanbe, será la más alta del mundo. Su capacidad de diseño será de 13.100 millones de kWh/año. Rogun duplicará la capacidad de producción de este país centroasiático. Está previsto que la construcción concluya en 2033.
El proyecto no sólo pretende resolver por fin la crónica escasez de electricidad de Tayikistán, sino que también permitirá al país exportar electricidad a los vecinos Uzbekistán y Kazajstán. Los uzbekos ya han prometido comprar la energía generada en la central hidroeléctrica, especialmente durante los meses de verano, tal y como acordaron ambos líderes cuando Rakhmon visitó Uzbekistán en junio de 2022.
Se rumorea que una de las razones por las que la UE decidió participar en el proyecto en 2022 fue reducir la dependencia energética de Tayikistán respecto a sus vecinos, en particular Rusia, a quien los tayikos compran petróleo.
Y especialmente la UE, con su apoyo al proyecto de Tayikistán, espera competir con China y su iniciativa “Un cinturón, una ruta”, lanzada en 2013, según informan los medios europeos. En diciembre de 2022, Bruselas anunció que destinaría 300.000 millones de euros a desarrollar una alternativa más ecológica, su propio plan denominado “Global Gateway”.
Se prevén unos 70 proyectos, entre ellos una central hidroeléctrica en Tayikistán, pero también muchos otros, como el desarrollo de la cooperación con Indonesia, Filipinas, Kazajstán y Mongolia, que probablemente no le gustaría a China en absoluto. Los planes son ambiciosos, pero lo que está por ver es si la propia Pekín está dispuesta a ceder su zona de influencia energética a los europeos.