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Alemania: Llenar el vacío de gas

Alemania: Llenar el vacío de gas
07.02.2023

En agosto de 2022 se produjo un hecho inaudito: Alemania renunció al gas de Rusia. Uno de los principales socios energéticos de Moscú, que hasta hace poco desarrollaba prometedores proyectos con Rusia, como Nord Stream 1 y 2, dio un paso radical y, podría decirse, cortó su “cordón umbilical” energético. Esto fue especialmente inesperado, dado que Berlín nunca antes había tomado medidas tan radicales, ni siquiera tras los sucesos de Crimea de 2014, cuando, por el contrario, la cuota de gas ruso aumentó del 45% al 55%.

Alemania es uno de los mayores importadores de gas natural del mundo. Alrededor del 95% de su consumo de gas se cubre con gas importado. Las reservas nacionales son relativamente pequeñas y están a punto de agotarse.

Alemania se encontró a las puertas del invierno sin el gas de Rusia, lo que la colocó en una situación precaria. Como los precios de la electricidad empezaron a subir rápidamente, el gobierno tuvo que tomar medidas urgentes para proteger a la población. En diciembre, el Parlamento aprobó una ley que limita los precios del gas y la electricidad para consumidores y empresas. La ley es uno de los principales componentes del paquete de ayudas de 200.000 millones de euros para proteger a los hogares de los elevados precios de la energía. Los hogares pagarán ahora una tarifa reducida de 12 céntimos de euro por kilovatio hora para el 80% de su consumo y un tope de 7 céntimos de euro para las empresas, que se aplicará al 70% del consumo. Las medidas durarán hasta abril de 2024.

Nuevos puntos de referencia

Según el Ministerio de Economía y Cambio Climático, antes del conflicto ucraniano, además del 55% de las importaciones de gas procedían de Rusia, el 20% de Noruega y el 13% de los Países Bajos. Pero a finales de año las cuotas de estos dos últimos países habían aumentado considerablemente. Ya en septiembre, la cuota del gas noruego había subido al 37,6% y la de los Países Bajos a casi el 30%, según el BDEW.

En un intento de diversificar más sus fuentes de energía, Alemania también ha empezado a buscar otros exportadores. A principios de 2023, tuvieron lugar las negociaciones con Irak. Bagdad ofreció a las empresas alemanas la oportunidad de invertir en la producción local de gas y pretende suministrar por gasoducto a Europa a través de Turquía.

Por último, el mercado del GNL ha despegado a lo grande. Lo que beneficia, por ejemplo, a los estadounidenses, que ya han firmado un acuerdo de 20 años para aumentar las exportaciones de GNL a Alemania. Venture Global, exportador estadounidense de GNL, ha declarado que el acuerdo firmado con la empresa energética alemana EnBW prevé entregas de hasta 2 millones de toneladas de GNL al año. Según Webber Research and Advisory, las empresas estadounidenses han firmado este año contratos con varios países para suministrar unos 47 millones de toneladas anuales.

La propia Alemania está construyendo la infraestructura para importar GNL a un ritmo acelerado. El país nunca había contado con una infraestructura de este tipo, ya que sólo transportaba gas natural por gasoducto. Los terminales flotantes fueron elegidos como la mejor opción. Y la primera terminal de este tipo entró en funcionamiento a finales del año pasado cuando, en un día nublado y con niebla, todos los altos cargos, incluido el Canciller Olaf Scholz, se reunieron en el puerto de Wilhelmshaven, en el Mar del Norte. Una señal segura de en qué se centrará ahora Alemania. El GNL se convierte en el principal objetivo y una terminal abierta abastecerá en torno al 6% de la demanda nacional de gas.

Está previsto construir un total de cinco terminales de aquí a finales del año que viene. Se pondrá en marcha otra en Wilhelmshaven y también se abrirán instalaciones en Brunsbüttel, Stade y Lubmin. El Ministerio de Economía espera que las cinco terminales suministren un tercio de las necesidades de gas natural de Alemania.

La primera terminal de GNL se construyó rápidamente, aunque provocó la reacción negativa de los ecologistas. Pero los alemanes parecen haberse olvidado temporalmente de la ecología. Así lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que el Gobierno alemán haya decidido devolver en los próximos meses unos 9 GW de centrales de carbón paralizadas.

Con el carbón, sin embargo, hay un problema de transporte, porque no hay suficientes camiones de carbón, y los buques de carga corren el riesgo de encallar en el río Rin, que se ha vuelto muy poco profundo. Aun así, el principal objetivo de las autoridades locales hoy en día es evitar que los flujos de energía se estanquen, por lo que probablemente seguiremos viendo acciones audaces y drásticas por parte de las autoridades en un intento de equilibrar la situación.

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