Las primeras señales serias de que los europeos se enfrentaban a cambios en la vida cotidiana relacionados con el ahorro de electricidad aparecieron ya en mayo de 2022. Fue entonces cuando la Unión Europea publicó un documento destinado a mejorar la eficiencia energética en los países de la alianza a medio y largo plazo. Entre las medidas anunciadas están la de bajar o apagar la calefacción de los locales, reducir al máximo los gastos de iluminación y reducir el consumo de energía en los lugares públicos.
Ya en julio, la Comisión Europea había informado de que se esperaban problemas de suministro de gas e instó a los países a tomar medidas para mitigar los efectos negativos en la medida de lo posible. Un comunicado de prensa de la Comisión Europea, por ejemplo, decía que “todos los Estados miembros deberían lanzar campañas de información pública para informar a los ciudadanos de que se van a tomar medidas para optimizar el sistema de calefacción y refrigeración”.
En otras palabras, se dijo a los residentes que se prepararan para sudar en verano y congelarse en invierno. Y los países se han puesto a aplicar las recomendaciones.
El liberalismo francés
Las autoridades francesas han prohibido el aire acondicionado en los comercios y oficinas con puertas abiertas y han prohibido los anuncios luminosos a primera hora de la mañana. Al principio, las medidas entraron en vigor en París y Lyon, y desde entonces se han ampliado a otras ciudades, con una multa por infracción que asciende a 750 euros.
En cuanto a la prohibición de la publicidad luminosa, se aplica de la 1 a las 6 de la mañana en las ciudades con menos de 800.000 habitantes. Las ciudades más grandes deben decidir por sí mismas si introducen o no estas medidas. Es cierto, sin embargo, que las malas lenguas dicen que las restricciones no se respetan en todas partes.
Sin embargo, hay que merecer cierta suavidad de las autoridades francesas, que no redujeron la velocidad máxima en las autopistas en 10 kilómetros por hora (ahora es de 130 kilómetros por hora), desoyendo la recomendación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Rusticidad alemana
Y los alemanes han decidido golpear la limpieza de sus ciudadanos y prohibir las saunas. Por ejemplo, las autoridades de Múnich decidieron hacerlo y cerraron todas las saunas de la ciudad a partir del 1 de agosto, en medio de una ola de calor que nunca se había vivido en Europa, y cortaron el agua caliente en los edificios públicos.
Desde el 1 de septiembre también se ha cortado el agua caliente para lavarse las manos en los locales comerciales y de oficinas no residenciales, y se prohíbe a los locales comerciales con calefacción mantener sus puertas abiertas. Los habitantes de las grandes ciudades tendrán que vivir en ese régimen durante seis meses, y tal vez más si se prolonga el plan de optimización energética.
Por último, las medidas más inusuales afectan al tráfico. Las autoridades de Múnich decidieron apagar los semáforos durante los periodos de poco tráfico, probablemente con la esperanza de que haya menos coches en las carreteras debido al aumento del precio de la gasolina.
Los británicos y los griegos
El gobierno británico se enfrenta a un enorme aumento de los precios de la electricidad. Pero, para suavizar el golpe, decidieron pagar una indemnización única de 760 euros a las familias con menos ingresos. Los pensionistas recibirán 353 euros y los discapacitados 177 euros. No mucho, teniendo en cuenta el coste de la vida en el Reino Unido.
En cuanto a los griegos, el gobierno de Kyriakos Mitsotakis decidió no reinventar la rueda y siguió el ejemplo de otros países europeos, reduciendo el aire acondicionado a 27 grados e introduciendo restricciones en el alumbrado público nocturno.
Siesta sin fiesta
Por último, llegamos a España, que ha decidido sorprender a todos, no sólo en la Unión Europea, sino en todo el mundo, con sus medidas de ahorro energético. Es en este país donde se han tomado las medidas más radicales.
En primer lugar, las autoridades locales, en medio de una ola de calor sin precedentes, introdujeron un límite máximo de aire acondicionado a 27 grados (en invierno el límite inferior sería de 19 grados).
Asimismo, se ha ordenado a todas las empresas que instalen puertas automáticas para evitar que se abran las habitaciones mientras el aire acondicionado o la calefacción estén en funcionamiento.
También se han tomado medidas estrictas en relación con la publicidad luminosa y el alumbrado público en general. Todos los escaparates, así como la iluminación de edificios y monumentos, debían apagarse a partir de las 22.00 horas.
Caber suponer que las medidas introducidas seguirán vigentes incluso después de que haya pasado la crisis. Mientras tanto, los europeos deben acostumbrarse a caminar en la oscuridad, bañarse en agua fría y sudar en el caluroso verano.